Doble estándar tech

Quítame la tecnología y me ahogo en un vaso de agua. Mis dedos inciden en la pantalla táctil que obedece sin queja ni titileo. Aplicaciones, fotos, contactos, llamadas tomadas y perdidas… Información y cada vez más información que me llena por dentro.

La data entra por las pupilas, abriendo paso a la serotonina, mientras que la dopamina hace de las suyas. Son estímulos tras estímulos.

Pero una noche decidí abrir la laptop. Uy, qué reliquia. Me envolví en el gusto de sentir las teclas iluminadas y escuchar cómo suenan.

Seguidamente, una parte en mí quedó satisfecha al ver que en mi pantalla no quedarían untadas mis huellas digitales.

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